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Arquitectos: José Antonio Sosa , Magüi González, Miguel Santiago
- Área: 89700 m²
- Año: 2013
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Fotografías:Roland Halbe
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto de la Ciudad Judicial constituyó una oportunidad para fortalecer los vínculos entre los dos barrios colindantes de la Vega de San José y de Vegueta. Su imagen no debía ser excesivamente fuerte ni impuesta, sino respetar y potenciar el skyline urbano: un perfil de sección variable, una piel que envuelve al edificio en un zig-zag ritmado, cuyos despuntes y brotes irregulares hacen que se reduzca la escala para adaptarse a un entorno residencial de distintas alturas. Se encaja dentro de la trama (espacios públicos, caminos peatonales, calle y patios interiores) formando con ellos una estructura única. Desde el punto de vista urbano, se ensambla con suavidad pero con rotundidad. Sin renunciar a su carácter representativo y próximo al ciudadano pero salvando la distancia del respeto a la institución, precedido de una plaza y rodeado de vegetación y arbolado.
Buscamos una imagen rotunda pero fragmentada, transparente y opaca, horizontal y vertical a la vez. De aquí el lema que propusimos en el concurso: Uno es Mucho. Un edificio que es como una ciudad, que contiene a otros íntimamente vinculados, pero también un concepto: uno ya no es singular como individualidad aislada y esencial sino singular como individualidad plural, más compleja y diversificada. Uno es uno y muchos a la vez.
La nueva Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria tiene una dimensión muy notable. Tanto, que sería una oportunidad perdida el no tratar de obtener ventajas de una estructuración alternativa a la de los mega-edificios horizontales. Una configuración organizada por jurisdicciones pero ordenada como edificios articulados con cierta independencia. Sólo así se producen las condiciones de iluminación y profundidad de planta adecuados. Una menor profundidad de la planta facilita la aceptación de cualquier cambio en el tiempo. Tan solo de esta forma se logra un edificio auténticamente flexible, capaz de adaptarse a la nueva legislación que regula el funcionamiento de la Administración de Justicia.
En la estructuración de un edificio de este tipo juega un papel muy importante la configuración de los recorridos: su correcta organización, el que uno se encuentre por el edificio con las personas adecuadas, que no se tropiece por un pasillo el juez con el detenido, ni el testigo con el acusado. Y, a la vez, consigue que el edificio sea fácil de “entender”, no solo para sus usuarios habituales, sino también para el público en general. Esta configuración contribuye a facilitar la localización de la oficina o la sala a donde hemos de dirigirnos, sin recorridos laberínticos y sin descontrol, pero a la vez, sin caer en la excesiva grandiosidad u opresión que con frecuencia nos encontramos en edificios de esta envergadura. El proyecto propuesto hace suyos íntegramente estos puntos de arranque y trata de sacar partido a la gran dimensión del edificio.
Sobre una base común que aglutina las tres primeras plantas, se alzan cuatro edificios judiciales interconectados. Cada uno de ellos responde a la ordenación interna propuesta en el programa. Creemos que esta ordenación racionaliza notablemente el tiempo de las circulaciones (y los espacios destinados a las mismas) así como las condiciones de habitabilidad. Se procuró siempre que cada trabajador del edificio tuviera las condiciones adecuadas de iluminación y ventilación. No parece aceptable, como se observa en algunas sedes judiciales, que los funcionarios trabajen sin más luz que la que proviene de una galería de paso público y por eso el objetivo ha sido dotar a todos los trabajadores de un lugar adecuado en el que poder desarrollar su actividad laboral y de reflexión.
Las plantas bajas del edificio son las que mayor vínculo con el exterior poseen. Se organizan en horizontal en tres niveles superpuestos sobre rasante. Cada una de las plantas posee un grado de especialización creciente a medida que se asciende. La planta baja es la de mayor afluencia de público. En ella se congregan las salas de vistas, el registro civil, el juzgado de guardia…es decir aquellos usos de mayor afluencia cotidiana de público ajeno al edificio. En la primera planta se sitúan los usos relacionados con los profesionales vinculados a la operativa judicial (abogados, procuradores, graduados sociales…), los respectivos registros y órganos de reparto comunes a los órganos judiciales y la sala de prensa. En la segunda planta (ultima de la plataforma de base) se sitúa la totalidad de la Fiscalía Provincial con sus diferentes especialidades, así como los Juzgados de Menores. La base se gradúa así, de lo más público hasta servicios ya internos, para, una vez superada esta altura, centrarse en los edificios judiciales propiamente jurisdiccionales.
Estos se desarrollan ya en vertical, como torres independientes sobre la plataforma de base. En ellos las comunicaciones verticales se producen a través de los ascensores y las escaleras, sensiblemente más rápidas y eficaces. Esta verticalidad consume menos superficie y menos tiempo y permite una mejor relación entre los usuarios y las fachadas. Se pierde profundidad de planta; las circulaciones y las condiciones de iluminación y aireación mejoran. El edificio lo imaginamos como una pequeña ciudad que une dos tramas urbanas existentes. La entrada se enfatiza y señala con rotundidad y cierto grado de representación a través de un gran volado de texturas pesadas que se separa de la fachada y que actúa como indicador potente de un cambio en los recorridos. Una vez dentro, vuelve a estarse en una gran calle, pero esta vez interior, acristalada y de triple altura, que da acceso a los distintos edificios jurisdiccionales.